Empezaba a aceptar que ya no estabas. Que tú tenías tu vida, y yo la mía. Muy diferentes aunque paralelas al mismo tiempo, siempre creí que nuestros caminos no volverían a juntarse, como esas líneas trazadas en un papel, líneas que se ven, pero no se pueden tocar. Líneas cuyo destino no es ser una. Empecé a superarlo, de veras. Pero siempre volveré a caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario